
¡ Qué mala leche !
¿Podrían ser éstas?. Quizá; pero son las Columnas de Hércules, un elemento legendario de origen mitológico, situado en el estrecho de Gibraltar, que para los antiguos navegantes del Mediterráneo señalaban el límite del mundo. En la ensenada de Bolonia, se encuentran las ruinas romanas de Baelo Claudia. A mí me recordaron a las ruinas de Cartago, también junto al mar. Me impacta el contacto directo con la Historia, el pisar las mismas piedras que siglos atrás colocaron antiguas civilizaciones.
Esta imagen la tomé en una exposición del Musac, pero no recuerdo su aut@r. A través de un agujero el visitante descubría multiples formas y colores. Yo además del ojo, puse el objetivo.
Era un día de verano. Volvía de fotografiar un incendio en Santa Eufemia del Arroyo para El Norte de Castilla, cuando entre sus calles, me encontré de frente esta estampa. No me dió tiempo a salir del coche, ni siquiera a bajar la ventanilla. La foto está tomada desde dentro, parabrisas por delante.
La playa de Berria en Santoña, linda con el penal de El Dueso. Me impresionó el hecho de que junto a un lugar tan bonito, se encontrara otro tan oscuro y triste. A los presos les debe llegar el olor a mar, e incluso puede que alguno pueda divisarlo desde su celda. No sé si ésto es un privilegio respecto a otras cárceles. o una condena doble por rozar la libertad con la vista pero no poder disfrutarla.
En el casco viejo de Cáceres me llamó la atención y le dí caza con este disparo. Meses después, enredando en la red encontré esta leyenda: " un conquistador aventurero y ya mayor, se casó con una joven dama y vivían en un palacio. Él, celoso por guardar la belleza de su mujer, decidió que en su ausencia ella permaneciera encerrada en el palacio. En uno de sus viajes, y harto de las quejas de su mujer, le compró un mono para que entretuviese sus horas de tedio. Pero la mujer ya había encontrado otros entretenimientos entre las cuatro paredes cerradas con llave de doble vuelta que constituía su casa. Así que el mono compartió la tarea de entretener a la señora con un criado. En esta situación, y en ausencia del marido, la dama tuvo un precioso niño que despertó las iras y celos del mono. En un ataque de rabia cogió al niño y lo mató, haciendo luego lo mismo con todos los habitantes de la casa menos con la dama. Esta murió ahogada en sus propios gritos. El conquistador, al volver, hizo esculpir en forma de gárgola su propia imagen, la de su mujer enloquecida y la del mono, esta vez encadenado a la escalera".